Terapias alternativas

Todos queremos la mejor atención sanitaria para nosotros y nuestros seres queridos. Si no hay tratamientos médicos convencionales adecuados, amigos bienintencionados, familiares o páginas de internet podrían recomendar terapias “alternativas”.

Se las llama “alternativas” porque no se ha demostrado científicamente que reduzcan los cánceres ni ayuden a los pacientes. Y lo que es peor, podría haberse demostrado que son inútiles o incluso perjudiciales. Son ejemplos de “tratamientos” alternativos inútiles o perjudiciales las dosis elevadas de vitaminas, los productos a base de plantas o las dietas extremas. Una buena página web para comprobar si una “terapia” alternativa está descartada por perjudicial es www.quackwatch.org.

Algunas terapias alternativas pueden interferir en los medicamentos prescritos por el médico y perjudicar al paciente. Por eso es importante que informe a su médico o enfermera si se está planteando usarlas.

Terapias complementarias:
Por otro lado, las terapias complementarias pueden “complementar” los tratamientos médicos de eficacia demostrada y mejorar la calidad de vida y los síntomas. Estas incluyen la meditación consciente, las técnicas de relajación, los masajes terapéuticos, la psicoterapia, la oración, el yoga, la acupresión y la acupuntura. Si hubiera alguna posibilidad de que el cáncer renal se haya diseminado a los huesos, no sería buena idea acudir a la quiropráctica o la osteopatía.