El 93% de las familias desea que sus hijos con discapacidad trabajen en el futuro en los mismos espacios y proyectos que el resto de la población trabajadora, según se desprende del XII Informe «Discapacidad y Familia» que han publicado el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco en el marco del Día Internacional de las Familias, que se celebrará este 15 de mayo.
El documento pretende, como han destacado ambas organizaciones, dar voz a las familias con personas con discapacidad y detectar sus preocupaciones, necesidades y expectativas en materia laboral, «teniendo en cuenta que el mercado de trabajo tiende a ser cada vez más diverso e inclusivo», pero que «aún presenta grandes barreras de acceso para las personas con discapacidad, especialmente cuando es de tipo intelectual o psicosocial».
En concreto, ese 7% representa, según ha explicado la responsable de Plan Familia en la Fundación Adecco, Ana Múgica, a padres con hijos que tienen grandes discapacidades y múltiples dificultades para desenvolverse en la vida diaria. En este sentido, la responsable del plan destaca que las experiencias de inclusión laboral de personas con grandes discapacidades «tienen aún poco recorrido», lo que lleva a los padres a preferir que sus hijos no participen en el mercado laboral y permanezcan en el hogar familiar.
En lo que respecta al tipo de empleo, casi tres cuartas partes de las familias (72.5%) prefieren que su hijo con discapacidad trabaje en una empresa ordinaria y comparta con otras personas los mismos espacios y proyectos, frente al 27,5% que quiere que trabajen en un Centro Especial de Empleo donde «conozcan bien sus necesidades».
En lo que respecta al tipo de empleo, casi tres cuartas partes de las familias encuestadas (72,5%) aseguran que, si tienen que elegir, prefieren que su hijo con discapacidad desarrolle su carrera profesional en una empresa ordinaria. Esta «elevada cifra» refleja, según la organización, un «cambio de paradigma social» debido al aumento de la concienciación sobre los derechos de las personas con discapacidad y la consolidación de un marco legal «cada vez más eficiente».
Si bien la mayor parte de las familias encuestadas desea un futuro en el que su hijo con discapacidad pueda trabajar en una empresa ordinaria y alcanzar el mayor grado de autonomía posible, casi la mitad de las personas encuestadas (49%) teme que esta opción no sea posible, debido a «barreras culturales o ideas preconcebidas que subestiman el potencial de las personas con discapacidad».
Como ha explicado Mesonero, las barreras culturales tienen su origen en «prejuicios y estereotipos muy arraigados en el imaginario social», que se ven acentuados por «desconocimiento, falta de experiencias previas y sistemas sociales y laborales que históricamente han excluido a las personas con discapacidad». En su opinión, superar esas barreras exige «un cambio cultural significativo que requiere el compromiso activo de las empresas, amparado por un marco regulador cada vez más sólido y eficiente».
Según ha especificado la Fundación Adecco, las familias creen que existe interés y voluntad por parte de las empresas pero que, sin embargo, es necesario traducir este compromiso en «acciones de alto impacto» para que las personas con discapacidad con menor representación en el mercado laboral (intelectual o psicosocial) tengan oportunidades reales de empleo.
Asimismo, según ha indicado la fundación, las personas con discapacidad soportan «un riesgo de pobreza y exclusión social superior al del resto de la población». Según el último informe AROPE, el 33,8% de las personas con discapacidad en edad laboral se encuentra hoy en riesgo de exclusión social, una cifra que supera en casi 10 puntos porcentuales a la de las personas que no la tienen (24,4%).
En ese contexto, la organización ha destacado la importancia de orientar el presupuesto familiar y elegir de manera informada los tratamientos más efectivos. Para ello, como ha concluido Múgica, la fundación realiza «evaluaciones detalladas» que consideran «todos los aspectos de la vida de la persona con discapacidad» y se realizan «ajustes regulares» a medida que cambian dichas necesidades.