Establecer una nueva relación con personas que no conocemos y que sufren una enfermedad como el cáncer renal que compromete su vida, se convierte en un desafío en la práctica diaria de la psicológica

 En oncología renal una comunicación adecuada con el/la paciente puede convertirse en el mejor de los aliados terapéuticos. Saber cuándo y cómo preguntar por el diagnóstico y su tratamiento, sus sentimientos y/o percepciones y asegurarse de que la persona se siente acompañada y escuchada y se compromete con su enfermedad constituyen las claves para alcanzar el éxito en la atención.

En la segunda sesion de Psico-Oncología de los profesionales de las Entidades ALCER, Dr. Jesus M. Pérez Viejo, Profesor Ayudante Doctor de la UNED, Magister en Psico-oncología (UCM), expuso el tema de las estrategias de comunicación difícil en cáncer renal de una forma muy practica, donde l@s profesionales de las Entidades se pusieron en practica para resolver dudas a través de juego de roles.

La comunicación requiere tiempos y espacios adecuados, siendo esencial la cantidad y calidad del tiempo dedicado al paciente. Los objetivos son de la misma son: humanizar la asistencia, sintonizar al emisor y al receptor para que el mensaje pueda ser descodificado y compartido, transmitir esperanza, seguridad y protección, clarificar y empatizar información, dudas, sentimientos y emociones, facilitar la relación terapéutica y reforzar la relación psicolog@paciente.

Podemos encontrar facilitadores en la comunicación con el/la paciente, transmitiendo “tengo tiempo para escuchar”, mantener contacto ocular, sonreír, estar relajad@, no tener prisa y demostrar estar preocupad@ por el problema de la persona afecta (empatía). Es muy importante promover la expresión de sentimientos y emociones personales con una catarsis adecuada y también en esa primera entrevista que  el/la profesional no pronuncie palabras que el/la paciente no quiere o no está preparado para escucharlas.

El impacto de un diagnóstico de cáncer renal no sólo se produce en la persona que tiene la enfermedad. Sus familiares y amigos más cercanos también pueden verse afectados. Tener un familiar con cáncer se suele vivir con miedo, rabia, tristeza o incertidumbre. A menudo tienen que acompañar al paciente a las frecuentes visitas al hospital, cambiar horarios y rutinas familiares, etc. Los niños también notan estos cambios aunque se intente que les afecten lo menos posible. en realidad el malestar de quien tiene un familiar con cáncer es igual de importante, y esta persona merece toda la atención psicológica para aliviar el sufrimiento. Tanto para ella misma como para atender el familiar en el día a día con la enfermedad.