Los expertos creen que los trasplantes de animales a humanos son el futuro, no muy lejano. Ya hay un hombre en cuyo pecho late el corazón de un cerdo.
España es referente mundial de trasplantes. En 2021, efectuó 4.781 (2.950 renales, 1.078 hepáticos, 362 pulmonares, 302 cardíacos, 82 de páncreas y 7 intestinales) gracias a 2.229 donantes (40,2 por millón de habitantes). Esto supone un 8 % más de intervenciones que en 2020, aunque la cifra aún está lejos de los datos récord registrados antes de la pandemia. En 2019, se realizaron 5.449 trasplantes y hubo 2.301 donantes (48,9 por millón).
El sistema español de trasplantes duplica la tasa de donación de la Unión Europea (18,4) , llegando a cuadruplicar la de países como Alemania (10,9), según el informe anual de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Aún así, siguen siendo demasiados los pacientes que fallecen en las listas de espera. En nuestro país, aproximadamente un 10% de las personas que necesitan el trasplante de un órgano vital muere antes de recibirlo.
El sistema español de trasplantes duplica la tasa de donación de la Unión Europea (18,4) , llegando a cuadruplicar la de países como Alemania (10,9), según el informe anual de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)
Antecedentes
A nivel mundial, las cifras son estremecedoras. Se realizan aproximadamente 150.000 trasplantes cada año. La Organización Mundial de la Salud calcula que solo supone el 10 % de los trasplantes que se necesitan. El motivo: la escasez de órganos. Un problema que tiene difícil solución, por lo que la comunidad científica vuelve a ver una esperanza en los trasplantes de órganos animales a humanos (xenotrasplantes).
La ciencia trabaja con la posibilidad de realizar trasplantes entre especies desde hace siglos. Pero, durante mucho tiempo, los experimentos han sido fallidos. La primera transfusión de sangre de un cordero a un humano descrita fue realizada por Jean Baptiste Denis en 1667. Así curó a un joven de fiebre alta, pero los resultados -no siempre satisfactorios- de posteriores xenotrasfusiones provocaron la prohibición de esta práctica en Francia, durante unos años.
Hay documentados algunos intentos de xenotrasplantes curiosos a principios del siglo XX, sobre todo de riñón, usando diferentes animales como donantes. Pero no es hasta la década de los 60 cuando se realizaron avances significativos en este campo. El más destacado fue el primer trasplante de corazón de chimpancé a un humano. Fue realizado por James Hardy, cirujano de la Universidad de Misisipi, en 1964. Se convirtió en el primer trasplante de corazón de la historia, ya que el de humano a humano no llegó hasta tres años más tarde, de manos del doctor sudafricano Christiaan Barnard. Lamentablemente, el paciente -un enfermo cardíaco de 68 años- murió 90 minutos después.
Su colega estadounidense Thomas Starzl , el cirujano que realizó el primer trasplante de hígado del mundo en 1963 y el primer con éxito en 1967, fue -además- pionero en xenotrasplantes hepáticos entre babuinos y humanos, aunque sin éxito a largo plazo. En 1992 y 1993 lo intentó en varias ocasiones con hígados de mandril, pero no logró una supervivencia mayor a 70 días.
En la década de los 80, los xenotrasplantes sufrieron un duro golpe tras el famoso caso de Stephanie Fae Beauclair, conocida como Baby Fae. Una recién nacida a la que trasplantaron un corazón de babuino, en el Hospital Universitario Loma Linda de California. La pequeña murió tres semanas más tarde debido al rechazo de su sistema inmunitario. En 21 días, su autor, el cirujano Leonard Bailey, pasó de ser considerado un héroe nacional a recibir las críticas más feroces.
Tras el caso de Baby Fae, los experimentos decayeron. Buena parte de los proyectos relacionados con xenotrasplantes se abandonaron. Sin embargo, los avances registrados en los últimos años -y en particular en los últimos meses- han activado las expectativas que la ciencia había puesto sobre ellos. No se puede negar que se han dado grandes pasos en el perfeccionamiento de la técnica.
El 25 de septiembre de 2021, un hospital de Nueva York consiguió trasplantar temporalmente el riñón de un cerdo genéticamente modificado al cuerpo de una persona fallecida que mantuvieron intubada durante 54 horas para su estudio. Un «momento transformativo» en la historia de la medicina, según destacó el responsable de este hito, el doctor Robert Montgomery.
En 2022 se ha estrenado con un importante hito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, que trasplantó un corazón de cerdo modificado genéticamente a David Bennet, un varón de 57 años que había sufrido una arritmia. La cirugía, que la institución estadounidense calificó de «histórica», se había convertido en su única opción de supervivencia. Varios hospitales habían descartado la posibilidad de realizarle un trasplante convencional.
Y, el 20 de enero, un equipo liderado por la cirujana Jayme Locke logra trasplantar con éxito dos riñones de cerdo modificados genéticamente a un varón de 57 años en muerte cerebral. Los responsables de este xenotrasplante en fase de ensayo clínico son investigadores de la Facultad de Medicina Heersink, de la Universidad de Alabama (UAB) en Birmingham. Los resultados, que han sido publicados en la revista American Journal of Transplantation, demuestran que esta técnica podría resolver la crisis de escasez de órganos en todo el mundo, según destacan los autores.
La clave: edición genética
La edición genética, demonizada tras el caso de la oveja Dolly, es el futuro. Los expertos aseguran que ha sido la clave del éxito de las intervenciones mencionadas y que han supuesto un gran avance en la técnica de los xenotrasplantes. Para empezar porque, gracias a ella, se ha podido evitar el rechazo del órgano animal por parte del sistema inmunitario del receptor.
En el caso de Maryland, por ejemplo, se suprimieron los tres genes responsables del rápido rechazo de los órganos de cerdo por parte del sistema inmunológico de los humanos. Por otra parte, se insertaron en el genoma seis genes humanos responsables de la aceptación inmunológica del nuevo órgano. Y, por último, se retiró otro gen para evitar el crecimiento excesivo del tejido del corazón. Así se logró que el trasplante saliese adelante.
Pero es que, además, la edición genómica puede usarse para sortear el riesgo de transmisión de enfermedades entre especies. En el caso de los órganos que vienen del cerdo, aparentemente el animal más óptimo para este tipo de intervenciones, se eliminan los retrovirus endógenos porcinos (PERV) que podrían activarse e infectar al receptor, como recoge un estudio realizado por la Universidad de Harvard publicado en Science.
Fabricantes de órganos
La técnica que permitió a la empresa PPL Therapeutics y a los embriólogos del Instituto Roslin de Edimburgo dar vida a la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, es la misma que ahora posibilita modificar cerdos genéticamente para que sus órganos sean aptos para el trasplante a humanos.
Fuente: libertaddigital