Daniel Gallego pasa varias horas del día enganchado a la máquina de diálisis que se ve en la foto de este artículo. Una interrupción en su vida, su trabajo y su rutina que es más llevadera gracias a que puede hacerlo en casa
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Según la Sociedad Española de Nefrología los pacientes de diálisis domiciliaria pagan 157€ de electricidad al mes
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La Federación Nacional de Asociaciones para la lucha contra las enfermedades del riñón exige que se costee el consumo de estas máquinas
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Más de 30.000 personas se someten a diálisis en España, 3.000 de ellas en sus domicilios
Daniel Gallego pasa varias horas del día enganchado a la máquina de diálisis que se ve en la foto de este artículo. Una interrupción en su vida, su trabajo y su rutina que es más llevadera gracias a que puede hacerlo en casa. Es uno de los alrededor de tres mil enfermos de riñón que se someten a diálisis domiciliaria en España. Otros 27.000 tienen que acudir a este tratamiento vital en hospitales. La ventaja es que en ellos la diálisis es gratis, y en casa Daniel y los demás la pagan.
En realidad, no la máquina, sino la electricidad que consume. Y con los precios del kilowatio, es un desembolso importante. «Calculamos que desde que se introdujeron las nuevas tarifas pagamos treinta euros más al mes en electricidad«, dice Daniel, que es además presidente de la Federación Nacional ALCER (de enfermos de riñón).
«El problema es que es un tratamiento vital que no puedes elegir hacerlo o no, y no puedes estar eligiendo la hora valle para enchufar la máquina. Cuando toca, toca. Esto es un derecho: si vas a un centro de diálisis no pagas nada seas millonario o tengas ingresos mínimos. Está financiado por la cartera de servicios y en casa tampoco deberíamos tener que financiar nada».
157€ al mes en luz
Son más de 300€ al año de media más que antes del nuevo sistema de tarifación eléctrica. Siguen costeándolo, claro, «porque para nosotros hacer la diálisis en casa es fundamental», pero consideran injusto tener que hacerlo. Por eso piden ayudas equitativas e igualitarias en toda España.
«Hay ocho comunidades que ya costean parte del gasto que supone este tratamiento, pero no todas y no por igual. Es discriminatorio, reivindica Gallego.»El problema es que es un tratamiento vital que no puedes elegir hacerlo o no, y no puedes estar eligiendo la hora valle para enchufar la máquina. Cuando toca, toca. Esto es un derecho: si vas a un centro de diálisis no pagas nada seas millonario o tengas ingresos mínimos. Está financiado por la cartera de servicios y en casa tampoco deberíamos tener que financiar nada». insiste.
La Sociedad Española de Nefrología avisa de que con los datos actuales, la factura de la luz mensual ascendería hasta los 157 euros en un hogar sin pacientes electrodependientes, y podría aumentar a más del doble según el tipo de tratamiento que necesite el enfermo.
Esta situación preocupa, «y mucho», a los profesionales de la nefrología, que temen una reversión en la tendencia de crecimiento de las modalidades de diálisis domiciliaria, que, a pesar de ser aún «claramente minoritarias» (menos del 11% de los pacientes en diálisis), al menos venían creciendo, con un aumento del 37 por ciento en la última década entre los pacientes con enfermedad renal crónica que inician tratamiento renal sustitutivo.
«La realidad es que, a día de hoy, y por el impacto de la subida del precio de la energía, para algunos pacientes recibir la diálisis en casa es un lujo que no se pueden permitir«, ha explicado la presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, Patricia de Sequera.
Tratar a domicilio ahorra dinero al sistema
Y es que, además de estar justificadas por los mejores resultados sanitarios de la diálisis domiciliaria, las ayudas demandadas serían también coste-eficientes, pues el paciente tratado con técnicas domiciliarias puede suponer hasta 25.000 euros menos al año, lo que supondría más de 40.000 euros de diferencia por año de vida ganado ajustado por calidad.
En palabras de la experta, ayudar a pagar a la luz a los pacientes en diálisis domiciliaria costará menos que tratarlos en el hospital, especialmente si se considera el impacto favorable en la calidad de vida de estas personas y en su posibilidad de llevar una vida normal y activa profesionalmente.
«Los tratamientos sanitarios de la cartera básica se financian con impuestos y no pueden suponer un coste extra por llevárselo a casa, más cuando encima supone un menor coste para el sistema público de salud», insiste una y otra vez Daniel. Su vida depende de esas máquinas, y de la electricidad que éstas necesitan para funcionar. Ya es suficientemente duro, afirma el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la lucha contra las enfermedades del riñón.
Fuente: niusdiario.es