Un equipo del Hospital Virgen de la Arrixaca solicitará a la ONT que autorice ceder órganos a estos pacientes, tras verificar que el riesgo de transmisión de células malignas con el trasplante es 0 en el caso del corazón

«Todo comenzó el 24 de diciembre de 2020. Me llamó mi padre por teléfono porque tenía un hormigueo en la mano, no llevaba bien la paleta, es obrero. Le dije que viniera al centro para que le explorara el neurólogo de guardia. A las 15:00 de la tarde me llamó el radiólogo, que bajara, no me lo quería decir por teléfono. La biopsia confirmó que tenía un glioblastoma, un tumor que tiene una supervivencia media de 12 meses», explica.

Como su padre tiene carné de donante y siempre le había dicho que cuando falleciera quería donar sus órganos, su hijo fue a hablar con Mario Royo-Villanova, coordinador de trasplantes de la Arrixaca, que en adelante se convirtió en director de su tesis junto al jefe de Oncología, José Luis Alonso Romero.