El envejecimiento de la población en tratamiento renal sustitutivo, así como su pluripatología, marcan nuevos retos a los profesionales de las entidades ALCER. A los años van asociados los trastornos cognitivos influenciados por el estilo de vida, factores de riesgo cardiovascular y niveles elevados de ácido úrico. El deterioro cognitivo es uno de los principales problemas de algunas/os pacientes renales, con repercusión sobre ellas/os mismas/os, sus cuidadoras/es formales e informales.

Un deterioro cognitivo leve-moderado puede generar dificultades de adaptación a la situación derivada de la enfermedad renal y tener repercusión en su actividad. Las herramientas de valoración neurológica son un elemento clave para evaluar el grado del deterioro cognitivo y su repercusión en el manejo de la enfermedad.

En la 3ª sesión del Programa formativo sobre la orientación sociolaboral de las personas con ERC desde la atención multidisciplinar impartida el 03 de mayo  a través de la plataforma ZOOM, hemos contado con la participación de Rocio Gay, Psicóloga de Alcer Jaén que nos ha hablado sobre la neuropsicología y los procesos mentales que permiten que la persona lleve a cabo cualquier tarea y que hacen posible que tenga un papel activo en los procesos de recepción, selección, transformación, almacenamiento, elaboración y recuperación de la información, de la asociación entre la enfermedad renal crónica y déficits cognitivos que según varios estudios relacionan dificultades de atención con niveles bajos de calcio y también que a mayores niveles de creatinina peor desempeño en las funciones ejecutivas; presentando problemas de memoria de trabajo, de organización y planificación. Por ultimo nos habló de la importancia de la estimulación cognitiva para mantener las capacidades preservadas o mejorar el funcionamiento de las/los pacientes trabajando áreas como la orientación, la atención, la memoria , el lenguaje, las gnosias, praxias, etc.

Se concluye que la intervención psicológica en el paciente con insuficiencia renal crónica, a nivel cognitivo, emocional, conductual y social, contribuye a un mejor afrontamiento y a su implicación en decisiones relacionadas con cambios que la propia enfermedad requiere, propiciando una readaptación a las nuevas condiciones de vida y reanudación de su proyecto de vida donde se abarca también su reincorporación o inserción sociolaboral.