Un nuevo tipo de tecnología médica llamada epiNanopaint (epinanopintura) podría ser la esperanza para problemas cardiovasculares de este tipo.
La diálisis es un procedimiento médico que sirve como salvavidas para las personas que padecen insuficiencia renal. Los riñones son órganos cruciales en el funcionamiento de nuestro organismo, ya que filtran los desechos, el exceso de líquidos y electrolitos de la sangre. La insuficiencia renal puede ser el resultado de diversas afecciones, como diabetes, presión arterial alta y glomerulonefritis crónica. Cuando se pierde aproximadamente entre el 85% y el 90% de la función renal, generalmente se recomienda al paciente la diálisis con objeto de lograr equilibrio de minerales en el cuerpo y mantener un nivel seguro de líquido en el cuerpo.
Para ello, se utiliza un procedimiento quirúrgico para crear una fístula arteriovenosa (FAV) mediante el injerto de una arteria y una vena, generalmente en el brazo. Este procedimiento permite extraer sangre, limpiarla de toxinas y luego devolverla al cuerpo. Pero es un tratamiento costoso e invasivo.
Tecnología médica
Ahora, un equipo de científicos de UVA Health en Charlottesville, Virginia (Estados Unidos) ha recibido 2,8 millones de dólares de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para continuar trabajando en un material de alta tecnología que podría mejorar la atención de cientos de miles de pacientes -tanto con diálisis como de corazón-. Su nombre es epiNanopaint.
Lo cierto es que aunque el procedimiento de la fistula arteriovenosa es efectivo, la propia cirguía puede provocar la acumulación de células dentro de los vasos y provocar un flujo sanguíneo restringido (precisamente el problema que se trata de evitar). Así que cuando una fistula arteriovenosa falla, hay que volver a someterse a cirugía, una y otra vez, para instalar nuevas y que la revascularización no se vea comprometida. La epiNanopaint podría cambiar las reglas del juego para todos los pacientes afectados. Los científicos crearon esta pintura para abordar el problema de la necesidad de operaciones recurrentes.
«Nuestro enfoque es como desplegar pequeños protectores para evitar que los vasos sanguíneos se estropeen, de modo que no haya necesidad de abrir el cuerpo una y otra vez para repararlos», explicó Lian-Wang Guo, del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia y el Centro de Investigación Cardiovascular Robert M. Berne y coautor del trabajo que publica UVA Health.
¿Qué hace exactamente?
Ya sea en pacientes cardíacos o de diálisis, el método consiste en aplicar nanopartículas adhesivas a los vasos sanguíneos durante la cirugía inicial. Estas nanopartículas están impregnadas de un fármaco que ha sido diseñado para inhibir el crecimiento de células invasivas y su carácter adhesivo permite la liberación selectiva y prolongada del medicamento allí donde se necesite. Con todo, se consigue que los vasos sanguíneos no se obstruyan o estrechen. El procedimiento es simple: se ‘pinta’ sobre las venas trasplantadas y evita que las venas se bloqueen tras la operación quirúrgica.
«Los cirujanos necesitan una tecnología fácil de usar que les permita simplemente pintar algunas nanopartículas protectoras sobre los injertos para mantenerlos funcionales, de modo que las cirugías repetitivas se vuelvan innecesarias», añadió el cirujano vascular K. Craig Kent, director ejecutivo de UVA Health.
«Esta tecnología sería un enorme beneficio para los pacientes de todo el mundo»
Además, estas nanopartículas pegajosas contendrían un fármaco especial que podría inhibir el desarrollo destructivo de las células invasoras. Es un método increíblemente preciso que permitiría la administración de medicamentos dirigida a largo plazo en regiones específicas.
Podría transformar la vida de miles de personas
El éxito de esta investigación podría revolucionar el tratamiento de innumerables pacientes en todo el mundo. El grupo estima que esta tecnología, si se perfecciona, podría mejorar la atención a largo plazo de centenares de miles de pacientes cardíacos y de diálisis al año. Ahora, «para asegurarnos de que esta tecnología sea segura y eficaz para los pacientes, tenemos mucho más trabajo por hacer«, concluyó Guo.