La dolencia renal parece estar en una fase inicial, dijo el Vaticano, y añadió que el pontífice sigue recibiendo altos flujos de oxígeno debido a su enfermedad respiratoria.

El papa Francisco padece una “insuficiencia renal inicial leve”, además de la grave enfermedad respiratoria que ha dejado al pontífice de 88 años en estado crítico en un hospital de Roma, dijo el Vaticano el domingo.

Al describir un cuadro clínico “complejo”, el Vaticano anunció que la dolencia renal estaba “actualmente bajo control” y que no se había repetido la crisis respiratoria que el papa había tenido el sábado.

El papa estaba “alerta y bien orientado”, dijo el Vaticano, y asistió a misa en su suite junto con el personal médico que lo atendía.

Los análisis de sangre indicaban las primeras fases de la insuficiencia renal, dijo el Vaticano, pero también mostraban que la anemia de Francisco había mejorado. Seguía recibiendo grandes cantidades de oxígeno suplementario, dijo.

Debido a la “complejidad del cuadro clínico” y a que las terapias farmacológicas tardarían en “dar resultados”, sus médicos dijeron que la situación seguía siendo crítica.

Las oraciones por Francisco llegaban de todo el mundo, a medida que aumentaba la preocupación por su salud.

En su homilía del domingo en la catedral de San Patricio de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan pidió a los presentes que “rezaran con y por” Francisco. También dijo lo que nadie en el Vaticano ha admitido públicamente: que Francisco podría no recuperarse.

“Nosotros, los de la familia católica, y muchos de nuestros amigos y vecinos nos encontramos esta mañana junto a la cama de un padre moribundo”, dijo el cardenal Dolan. “Como nuestro Santo Padre, el papa Francisco se encuentra en un estado de salud muy, muy frágil y probablemente próximo a la muerte”.

El sábado, el Vaticano había dicho que Francisco había tenido una larga “crisis respiratoria asmática” más temprano ese día y que requirió “oxígeno de alto flujo”. También le hicieron una transfusión de sangre, pero estaba alerta, según el Vaticano, que está emitiendo boletines en consulta con el personal médico del hospital, así como con el médico del papa en el Vaticano.

Francisco ingresó en el Policlínico Agostino Gemelli el 14 de febrero con una infección compleja de las vías respiratorias que se convirtió en neumonía en ambos pulmones. Los médicos dijeron que la calibración de su tratamiento era especialmente compleja debido a su edad y a una enfermedad pulmonar preexistente.

En declaraciones a los periodistas el viernes, los médicos calificaron por primera vez de crítico el estado de Francisco, y añadieron que su situación podía cambiar día a día. Sergio Alfieri, cirujano que forma parte del equipo médico de Francisco, ha dicho que el papa le había afirmado que era consciente de su propia fragilidad y de que su salud era precaria. “Nos dijo que las dos puertas estaban abiertas”, dijo.

El Vaticano dijo el domingo que Francisco estaba utilizando oxígeno, estaba consciente y aparentemente experimentaba molestias asociadas a su dificultad para respirar.

La ya apretada agenda del papa se había intensificado desde diciembre, cuando inició el Jubileo de 2025, un año de fe, penitencia y perdón de los pecados que tiene lugar cada cuarto de siglo. Pero la estancia en el hospital ha obligado al papa a cancelar todos los compromisos inminentes.

En una misa celebrada el domingo en la Basílica de San Pedro para diáconos, el arzobispo Rino Fisichella pidió que hicieran “más fuerte e intensa” la oración, “para que el Señor lo asista en su momento de prueba y enfermedad”.

En un mensaje escrito, en lugar de la oración dominical del Ángelus que suele pronunciar en la Plaza de San Pedro, Francisco dijo que continuaba “con confianza” sus “tratamientos necesarios” en el hospital, añadiendo: “¡y el descanso también forma parte de la terapia!”. Dio las gracias a sus médicos y a quienes le han enviado mensajes de apoyo, y pidió a la gente que rezara por él.

Muchos lo hicieron. A mediodía —hora tradicional del rezo del Ángelus—, decenas de fieles se reunieron en la plaza frente al hospital Gemelli. Algunos rezaron en silencio o encendieron cirios para colocarlos a los pies de una estatua de San Juan Pablo II, otro antiguo paciente del hospital, junto a globos de colores con deseos de “que te mejores” para Francisco. Otros rezaron el rosario.

Massimo Chiarucci y Sonia Salaro vinieron a Roma desde Latina, a unos 70 kilómetros de distancia, para rezar para que se recupere.

“Es como un abuelo, alguien muy querido para nosotros, que forma parte de nuestras vidas”, dijo Salaro, ama de casa. “Trajimos nuestras oraciones porque tiene que mejorar, aún le queda mucho por hacer, hace falta su intercesión” dijo Chiarucci, agrimensor.

Silvana Serrani, residente de Roma y originaria de Buenos Aires, donde Francisco fue arzobispo, dijo que el pontífice era un hombre que siempre dio prioridad a los pobres. “Siempre fue un hombre muy sencillo”, dijo. “Esperemos que mejore”.

Desde hace días también se celebran en todo el mundo vigilias de oración. El domingo estaba prevista una misa para rezar por la recuperación de Francisco en la Basílica de San Juan de Letrán, presidida por el cardenal Baldassare Reina, vicario general de la diócesis de Roma. En el Gemelli, el anterior vicario general de Roma, el cardenal Angelo De Donatis, dijo que era uno de los muchos que rezaban por Francisco, “para pedir ayuda al Señor en este momento”.

“Esperamos que el papa pueda sentir el fuerte abrazo de todos los que le quieren, que son muchos”, dijo el cardenal De Donatis. “Y deseamos que continúe su servicio”.

Fuente: https://www.nytimes.com