La jefa del servicio de Nefrología del Hospital del Vinalopó en Elche, se ha convertido recientemente en la primera mujer en presidir la Sociedad Valenciana de Nefrología, desde donde podrá impulsar nuevas medidas de mejora de atención a los pacientes y de formación de los especialistas

¿Cuáles son las líneas que va a seguir como presidenta de la Sociedad Valenciana de Nefrología?

Esta sociedad tiene su origen en el año 1984 y hasta mi llegada ha habido una junta directiva que ha estado 8 años realizando un trabajo magnífico. Yo relevo a una junta directiva que ha desarrollado eficazmente la divulgación digital de formaciones. Mi reto ahora es activar un propósito la colaboración con otras sociedades científicas como Cardiología, Endocrinología, incluso con sociedades de otras comunidades, porque me he dado cuenta de que nuestros pacientes lo que más tienen es riesgo cardiovascular, que es lo que al final les hace empeorar. Por ello considero que debemos colaborar con otras sociedades, trabajar juntos para mejorar en investigación, en patologías y en calidad de vida de los pacientes.

Recientemente el Hospital del Vinalopó vivía una jornada de humanización de la atención sanitaria con un concierto de piano para pacientes en diálisis. ¿Debe ser muy duro enfrentarse a una enfermedad que tiene atado a una máquina de por vida?

Efectivamente. La diálisis no descansa. O no da descanso. Por ello solemos tematizar con actividades diferentes días clave, como la Nochevieja o Navidad, también el Día Mundial del Riñón, para hacerles más llevadera su estancia en el hospital. Todos los pacientes en diálisis tienen que venir tres días a la semana. La unidad está abierta de lunes a sábado e intentamos que, ya que tienen que estar aquí, que lo hagan de forma que se sientan acompañados además de recibir un tratamiento eficaz para su calidad de vida y su supervivencia.

¿Comunicar la noticia de que una persona debe ser dializada de por vida debe ser complicado?

Es cierto que es un cambio muy sustancial en la vida del paciente, pero yo les intento hacer ver que es un cambio de 180º, no de 365º, porque claro, si en tu vida piensas que todo lo tienes que adaptar a la diálisis, parece que no ves la luz, ¿no? Entonces nosotros les decimos: «Tranquilo, va a estar en todo momento asesorado por sanitarios, vamos a intentar que pueda hacer su vida dentro de lo normal». Además, nosotros, por ejemplo, aquí aceptamos a muchos pacientes vacacionales que quieren viajar y que piensan que al estar con diálisis no pueden hacerlo. Nosotros ayudamos en la gestión y somos una unidad que como nuestros pacientes los llevamos en toda la secuencia de su vida renal, porque los vemos en las consultas, los pasamos a diálisis, los tenemos aquí físicamente, realizamos el seguimiento de sus trasplantes. Considero que es importante a nivel de atención y también para el paciente que nosotros tengamos controlada toda su historia de vida renal, porque así no pierden la referencia de sus médicos, sus enfermeros, sus auxiliares y yo creo que eso les hace sentir mejor.

«Queremos colaborar con otras sociedades porque nuestros pacientes tienen alto riesgo cardiovascular»

¿Y además ofrecen diálisis en casa?

Sí. Además de la prestación de hemodiálisis hospitalaria, que evidentemente es la más prevalente porque es donde más pacientes tenemos, disponemos de la diálisis de casa. Contamos con la diálisis peritoneal, en la que no es necesario contacto de sangre, sino que se hace en tu propio peritoneo, con unas soluciones especiales para poderte dializar y luego aparte ofrecemos la hemodiálisis de casa, o sea que los pacientes se van con el monitor a casa después de una educación y un asesoramiento durante unos dos meses. Esta se la hacen ellos mismos, incluso se autopuncionan a través de un acceso para que la sangre entre en la máquina, se limpie y salga. Tenemos toda la cartera de prestaciones para lo que elijan, igual que el acceso al trasplante.

¿Estas opciones también mejorarán el ánimo del paciente?

Claro. Como yo les digo. Hay enfermedades que son incurables o tienen un pronóstico muy malo, pero por lo menos nosotros podemos seguir con ellos y, en la medida de lo posible, con calidad de vida.

¿Cuántos pacientes tienen aplicándose la diálisis en casa?

Aproximadamente, de cada 100 pacientes en hemodiálisis en casa están 20. Pero esta no es una cuestión única en el Vinalopó. A nivel nacional ocurre lo mismo. La técnica más más prevalente es la hemodiálisis hospitalaria, pero yo creo que es porque los pacientes cada vez son más longevos. Nos cuesta empoderarlos, porque al final si tú te vas a casa la técnica te la tienes que hacer tú, aunque nosotros le hayamos enseñado y educado. Entonces, claro, cuesta un poquito, y hay pacientes mayores muy reticentes a hacérselo en casa. Pero también es cierto que tenemos pacientes muy mayores haciéndoselo ella en casa, como una mujer de 90 años. De todos modos, también en el hospital tratamos de ofrecerles un servicio humano, para que no vean como un drama venir al centro. El personal, aquí, está muy implicado y muy centrado en la mejora de la humanización de la atención. Nuestra Enfermería está, como digo yo, muy a pie de cama de los pacientes y yo creo que se sienten acompañados, como te digo.

«Gracias a nuevas moléculas, podemos frenar la progresión de la enfermedad renal crónica»

Las enfermedades renales van a más…

Sin duda. La enfermedad renal crónica es la más prevalente y su evolución lleva a un tratamiento renal sustitutivo. Es decir, llega un punto en el que nosotros no curamos. Y sí, está en aumento. Nos hemos dado cuenta de que los pacientes cada vez cumplen más años, son más longevos y muchos de ellos están llamados a padecer una enfermedad renal. ¿Por qué? Porque tú, a partir de los 40 años, ya pierdes 1 ml minuto de función renal. O sea, todos vamos a tener una enfermedad renal fisiológica. Si a ello, encima le sumas hipertensión, diabetes, obesidad…, entonces el proceso va más acelerado. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha percatado de que esto nos come, que es una epidemia porque la prevalencia es muy alta. La enfermedad renal afecta a un 15 % de la población, en diferentes estadios, claro, no todos en finales. La OMS se ha dado cuenta de que a esto hay que ponerle remedio porque si no va a ir a más.

En los últimos años, ¿ha habido avances significativos en el tratamiento de la enfermedad renal crónica?

Sí, definitivamente. Durante casi veinte años, los tratamientos para la nefroprotección fueron prácticamente los mismos, sin grandes novedades. Sin embargo, desde hace unos ocho años se ha empezado a investigar intensamente en el área de la prevención, y hoy en día ya disponemos de nuevas moléculas que nos permiten actuar de forma más temprana desde las consultas. Esto ha cambiado el enfoque de la enfermedad renal crónica: pasamos de considerarla inevitablemente progresiva a poder intervenir para frenar su avance. En muchos casos, un paciente mayor que empieza el tratamiento preventivo a tiempo puede incluso evitar llegar a la diálisis. Ese es el gran objetivo actual en nefrología: prevenir antes que reaccionar.

¿La prevención ha pasado a ser el eje central del tratamiento en nefrología?

Sí, absolutamente. Aunque seguimos viendo avances importantes en áreas como el trasplante, las medicaciones inmunosupresoras, o las tecnologías aplicadas a la diálisis —como nuevos monitores y biosensores—, lo más revolucionario es el cambio de paradigma hacia la prevención. Nos estamos alineando con lo que ya ocurre en otras especialidades médicas, como la cardiología o la neumología, donde la intervención temprana es clave. Gracias a las nuevas moléculas disponibles, hoy podemos ofrecer más esperanza a los pacientes y trabajar para que vivan más tiempo y con mejor calidad de vida, evitando etapas avanzadas de la enfermedad.

Fuente: informacion.es