Todavía hoy, presentar cualquier tipo de discapacidad supone, para la persona, un importante hándicap en el uso y disfrute de los derechos sociales y económicos.

Si bien la discapacidad afecta de igual manera a las mujeres y a los hombres, la sociedad penaliza en mayor medida, si la persona con discapacidad es mujer. Esta realidad evidencia que las mujeres con discapacidad pueden llegar a soportar una clara discriminación en relación al resto de la población, hombres y mujeres sin discapacidad, y en relación a los hombres con discapacidad, todo esto se hace patente en su mayor tasa de inactividad, en una brecha salarial más acusada, o en barreras añadidas en su acceso a la educación y a la formación.

Más de 700 mujeres con discapacidad en edad laboral figuran registradas en la base de datos del Servicio Integral de Empleo (SIE) de la Federación Nacional ALCER. Ello supone el 42.8 por ciento de una cifra total en torno a los 1700 inscritos en su bolsa. El 26.8 % de estas, son mujeres con enfermedad renal crónica, tienen sus riñones dañados, una dolencia no perceptible a los ojos de los demás, pero que ellas sí que la sienten y padecen, social y personalmente.

No sólo se encuentran con mayores obstáculos para obtener un empleo o para compatibilizar su vida cotidiana con los tratamientos a los que se tienen que someter, sino que, también, se tienen que enfrentar a la traba que supone el desconocimiento generalizado de sus dolencias y los efectos sobre la calidad de vida de las pacientes que las sufren. Además, las mujeres que sufren estas dolencias se encuentran a veces con una desventaja añadida, ya que al no ser reconocidas en los baremos de discapacidad, en el caso de algunas trasplantadas, quedan al margen de cualquier ayuda que permitiese paliar el complicado estilo de vida al que se encuentran sometidas por padecer estas enfermedades.

En cuanto al tipo de empleo que buscan, la mayoría elige trabajos dentro del sector servicios: atención telefónica (20.8%) administración (18%), limpieza o lavandería (17,5%), y en menor porcentaje trabajos como ordenanzas o dependientas de comercio.