Becca Bundy, una mujer de Minnesota (Estados Unidos), llamó a emergencias en el año 2016 cuando su hija sufrió un ataque. Fue Bill Cox, bombero de 66 años, quien la asistió en su domicilio y evitó que la niña muriera.
Tal y como informa la CNN, Cox ejerce de personal de primeros auxilios en el Departamento de Bomberos Voluntatios de Bearville, por lo que fue él la primera persona en acudir a la casa de Bundy.
Dos años después del hecho, en 2018, Bundy y Cox coincidieron en un acto benéfico en el Viking Bar –donde Cox trabajaba– para ayudar a un vecino de la ciudad. El bombero portaba una camiseta en la que se podía leer «Mi nombre es Bill. Estoy en la etapa final de insuficiencia renal y necesito un riñón».

Cox nació con un solo riñón, que comenzó a fallar. Empezó a someterse a diálisis y entró en la lista de transplantes en 2017. Sin embargo, la lentitud en este tipo de procesos llevó al bombero a hacerse la camiseta para buscar un donante vivo. A pesar de que tres o cuatro personas se ofrecieron, ninguna de ellas tenía sangre compatible con Cox. Hasta que Bundy vio la camiseta.

La mujer, agradecida con Cox por salvarle la vida a su hija, quiso deolverle el favor ofreciéndole uno de sus riñones. Tras comprobar que eran compatibles, lo llamó para darle la noticia de que ella sería su donante. El hombre reaccionó llorando y dándole las gracias.

A finales del pasado mes de febrero, ambos se sometieron a la operación de transplante en el Centro Médico de la Universidad de Minnesota. Cox no ha tenido problemas para asimilar el órgano, y vuelve a llevar una vida normal, siendo bombero voluntario y volviendo a la talla de madera, su gran hobby.
Tras la intervención, las familias de Bundy y Cox se han unido más que nunca. Hablan con frecuencia e intentan verse a menudo para celebrar la buena salud de la que gozan.


El hombre, que necesitaba el órgano de forma urgente, lo encontró gracias a una camiseta en la que pedía un transplante


 

Fuente: www.abc.es