Es uno de los cultivos por excelencia en España y la fruta estrella del verano. Con la llegada del calor, tomar melón puede ser una opción para aquellos que busquen refrescarse y disfrutar de algo dulce. Comerlo cada día puede tener efectos positivos en la salud renal, pero también es esencial conocer las precauciones.
Si por algo destaca el melón en España es por ser el cultivo por excelencia en sus campos. Nuestro país es la tierra ideal para hacer crecer a esta fruta típica del verano, que bien hace que la gente coma algo fresco, dulce e hidratante. Este tipo de alimento, con alto contenido en agua al igual que la sandía, es muy favorable en la dieta cuando el calor aprieta, sobre todo por sus nutrientes esenciales. No obstante, un consumo excesivo bien podría tener algunas complicaciones en la salud renal de algunas personas.
Los riñones son uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. De su función depende que las toxinas y otros microorganismos se filtren limpiando así nuestro organismo. Es por ello que mantener una buena alimentación diurética es primordial para mantener una buena salud, alejada de infecciones, aparición de cálculos renales u otras afecciones. Sin embargo, estas frutas que pueden llegar a ser muy favorables, se pueden convertir en un peligro para aquellas personas que tenga complicaciones tales como la insuficiencia renal.
El efecto en los riñones de comer melón
El melón contiene alrededor del 90% de agua y si de algo se beneficia la función renal es de la hidratación corporal. Gracias a este efecto diurético los riñones pueden eliminar las toxinas y mantener el equilibrio de electrolitos en el organismo. De hecho, comer esta fruta es muy recomendable en días de altas temperaturas para hacer frente a la deshidratación o los golpes de calor.
Además, tiene un alto contenido en antioxidantes como la vitamina C y el betacaroteno, un pigmento natural del grupo de los carotenoides que una vez entra al organismo se convierte en vitamina A, según apunta la Biblioteca Nacional de Medicina. Estos antioxidantes ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, factores que pueden contribuir al deterioro de la función renal con el paso del tiempo. Así pues, se puede decir que ejercen como escudo protector.
Pero, sobre todo, el melón en una gran fuente de potasio, un mineral esencial que ayuda a regular los niveles de líquidos en el cuerpo. Aun así, es este componente el que a su vez le aporta la característica más negativa. Un consumo excesivo de potasio no solo perjudicará a las personas que ya padezcan una enfermedad renal, también a las personas sanas.
El potasio aliado y enemigo de la salud renal
El potasio juega a dos bandas en el organismo. Y es que, este mineral, aunque es beneficios para la función muscular y nerviosa, el equilibrio de electrolitos y el control de la presión arterial, puede ser el gran enemigo de la salud renal.
Cuando los riñones no funciona de forma correcta, estos no puede eliminar el exceso de potasio en el organismo. Esto tiene como consecuencia la Hiperpotasemia, una peligrosa afección que puede causar síntomas graves como debilidad muscular, arritmias cardíacas y en casos extremos, paro cardíaco.
Es por ello que, en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), está limitado su consumo. Con ello se evita que los niveles de potasio sean excesivos en sangre y por ende se acumulen por no poder eliminarlos. En estos casos, la recomendación es que en los pacientes se monitoreen sus niveles constantemente y sigan las recomendaciones dietéticas de sus médicos. Según la National Kidney Foundation para pacientes con enfermedad renal se recomienda una ingesta diaria de una porción de melón, que equivale a media taza.
Fuente: 20 minutos